jueves, 15 de octubre de 2015

TENGO OTOÑOS



Tengo raíces de otoños en la boca.
Tormentas en cada palabra que lluevo
hasta inundarte de paisajes.
Todo termina en ti,
en ti mis labios,
mis manos,
mi sexo.
Tengo la boca llena  de tu nombre,
de otoños doloridos,
de niebla de tus montes,
de los sauces oscuros de tu pubis.
Me sostiene el andamio de tus huesos.
Hecho de ti estoy
con tu sangre prestada
en tantas noches con noches en las bocamangas de la luna.
Llené mis manos de tu piel,
de tus pechos azules
y pezones azules de jazmines.
Tenías tu vientre sembrado de palabras
con mensajes cifrados
que traducían mis labios mojados de otoños.
No puede tu aliento
con el otoño que me crece en los brazos
como un presagio de tumba,
de cenizas,
cuando desemboque la muerte de su invierno
y no haya nunca primavera.
Voy a morirme en el otoño en punto,
en la cita pactada,
sin prórroga de tiempo perdido.
Me guardaré una pregunta para que no me respondas:
¿Convivirá tu carne y mi recuerdo
en el metro cincuenta

que le asigna la vida a cada muerto?

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