lunes, 3 de agosto de 2015

ESE GOLPE



Te duele de repente
como si te clavaran un silencio.
Sombra de un río vertical
que instala una oscura indiferencia.
Escuece la herida
y la hemorragia crea un campo de amapolas.
De repente, esa muerte imprevista
que muerde,
que tritura la lluvia
destinada al hueso astillado que sostiene mi carne.
De repente ese beso arrancado
cuando todavía no es beso completo
porque ignora el nombre de los labios,
el camino de la boca entreabierta
que espera como un nido caliente.
De repente ese golpe de huracán
y caes del lado de la pena dura como el asfalto de la vida.
Ese golpe imparable
Es la cabeza de un monte
contra el vientre del mar
que retumba como el quejido agónico
de un moribundo irremediable.
De repente, de golpe
se nos rompe la muerte
como un jarrón de cristal
lleno de vacío hasta los bordes.
Todo de repente.
De golpe.
Se licúa el barro que somos.
Se inunda el paraíso.
Sólo nos queda una serpiente.


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