lunes, 9 de marzo de 2015

DONDE ESTA LA ALEGRÍA


No sé exactamente dónde perdí la alegría.
Creo que la colgué  de tus ojos.
Hoy tu pupila es un camino de adoquines.
Pregunto. Te pregunto
qué río se llevó la luz
y arrastró las sonrisas
como peces de colores.
Tenía sólo esa alegría
para el tiempo que me asignó la vida.
Rompen las penas azules
contra un malecón
y saltan astillas de nostalgia
que se clavan en la piel
y sangran las tristezas.
No sé qué hacer
si no encuentro la alegría.
Me urge, incluso para morirme,
porque será el gesto último
de amor para mis amantes
antes de la soledad absoluta de los muertos.
La colgué, estoy seguro, de tus ojos,
de tus labios,
de tus pechos,
de tus ingles,
de la luna entreabierta de tus piernas.
No sé qué hacer sin mi alegría
necesaria,
imprescindible
para que esa muerte cercana
no sea una mueca.
Indaga entre los pliegues del alma
o déjame que muera
en las cercanías de tus labios,

en el cielo de tu boca

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