martes, 27 de enero de 2015

ATORNILLADOS



Tenemos la vida atornillada
como una cadera de titanio
que se le rompió a la historia
porque la historia está vieja.
Una madeja de alambres
que desvincula la mano de las caricias
y metaliza el beso
como buen conductor
de una oscuridad hiriente.
Perforada la vida,
la alegría necesitada
de una estética que decore
las penas colgadas del otoño
de los ojos huecos de miradas.
Tiempo uncido a la seguridad
de una muerte que hará escala
pasado mañana a las quince cuarenta.
y volverá a romperse la cadera
porque el titanio se duele con las lágrimas
y termina hundido en la tierra
con una cruz encima
para señalar que dios fue el creador de la tristeza,
que disfrutó con las caderas rotas
porque hizo que la historia se arrugara
frente a su  egoísta eternidad.
La vida atornillada
a una madera que flota
para que golpee el mar
y sangre por la espuma.
Será más bella entonces

porque flotando es imposible la muerte.

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