viernes, 26 de septiembre de 2014

A VECES LA CALLE


A veces la calle es como un río
que estruja los besos.
Calles llenas de nadie,
de orgullo acaso,
de desesperanza acaso,
de suicidios  acaso.
Nadie sabe definir la calle,
ese río turbio,
barrizal de intereses,
de egoísmos que empujan
para que caiga el  débil,
pisoteando las heces
que somos tú y yo
porque alguien nos convirtió en olvido,
en desecho, en vómito
de ese borracho cósmico
que denominan vida.
Alguien nos recomienda conformismo
porque los pobres son pobres por designio
de un dios omnipotente, propiedad por herencia,
monopolio que certifica
que la injusticia es amada,
conscientemente amada
por crucifijos de adorno
que embellecen los pechos deseados por tactos
de braguetas erectas.
Quiero morirme boca abajo
para que nadie vea
la rebeldía que muerde
la calle como un río

donde nadie pervive.

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