martes, 26 de agosto de 2014

OLVIDAR LA VIDA



Quiero olvidar la vida en el olvido,
abandonarla como un paraguas viejo
porque escampó y ya no es necesario.
Ha llovido mucho tiempo sobre el tiempo.
Estamos empapados de tristeza,
reblandecidas las paredes,
inundados los sótanos
donde guardábamos los besos,
las caricias, el tacto
para las noches de sexo lleno
después del cuarto menguante de la ausencia.
Quiero olvidarla en un rincón
porque ya no es necesaria.
Queda poco trayecto
y conoce el camino de la tumba
donde tirar el escombro de los huesos,
donde la soledad se hace carne de olvido
intocable,
sangre de ausencia
intocable,
recuerdo parapléjico
sin sensaciones.
Que nadie la lleve a objetos perdidos.
No pienso reclamarla
porque me cansé de la factura
y la tiré aquel día en que tuve conciencia
que estaba caducada.
He olvidado el tiempo,
el camino,
la palabra,
el silencio,
los amaneceres en tus labios,
los atardeceres en tus pechos,
las noches en tu piel,
los besos en tus besos.
Delego la sangre coagulada
a ese rincón
donde la soledad se dobla sobre sí misma
y hace un ángulo imposible

con la eternidad de la nada

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