miércoles, 16 de julio de 2014

NOMBRAR



Quiero ponerle nombre a la sangre.
Llamarla como se llama al viento.
Que se acerque cuando pronuncio su nombre.
Tú eres sangre y a veces necesito
que estés presente,
que seas testigo
de que respiro tu ausencia,
de que arrastro tu ausencia
como arrastro mi sombra.
Abro las ventanas del agua,
pero no llegas.
Abro el grito,
pero no respondes.
A lo mejor no existes
y eres sólo el invento
de mi fe en la vida
y te creo y te recreo
para entretener el corazón
mientras llega la muerte.
Si acercas tu sangre a mi sangre,
habré conseguido la paz
entre la vida y mi vida.


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