jueves, 24 de julio de 2014

MAR




El pecho lleno de mares.
De olas y espumas vivo,
de caracolas con el eco
de tu nombre y tu voz.
Te has instalado,
como se instala el mar
en la sangre
y riega la piel de tu vientre
y eres primavera al sur de ti misma.
Lleno de mares,
planeta acuático
de tristezas azules,
de elegantes tristezas
y un perfume de recuerdos.
Tengo besos salados de arena,
de playas insatisfechas
por culpa de la marea baja
de las trece treinta y cinco.
Se marchó cuando el sol de sus ingles
llegaba a la cúpula de los árboles
y gemía el calor húmedo de la brisa.
Necesito el mar
alto como un monte
donde resuene tu voz
pronunciando mi nombre.
Se me fueron los mares
y soy sólo barro.
Necesito besos artesanales
y manos que configuren
el presente.
Después, pronto tal vez,
vendrá la muerte,
ese sueño permanente

tejiendo amaneceres.

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