jueves, 5 de junio de 2014

RENACER



Porque tal vez ya no soy,
porque estoy diluido en una nada,
porque ni me acuerdo de qué lado
late la entraña del amor.
Perdí la existencia,
olvidé la temporalidad,
la finitud que me aboca
a la certidumbre oscura de la muerte.
De repente fue,
sin previo aviso,
sin una despedida
que permitiera llorarme,
decirle adiós
a mi carne de barro.
Soy una distancia de mí mismo,
una lejanía.
Difícil tarea esta de encontrarme,
de rehacerme,
de dibujar la calle de regreso.
No soy la consecuencia de mí mismo.
Soy el fruto de ti.
Búscame en el líquido amniótico de tu alma,
instalado en el calor de tus besos,
en la soledad tibia de tus lunas.
Aprendí el camino de tu sangre
Y llegué hasta tus manos.
Modélame con tus dedos,
infúndeme el alma con tu aliento.
Ayúdame a desprenderme de tu cintura
en este paritorio de ríos y de juncos.
Entrégame a tus brazos
porque serás madre y amante.
De ti para ti nacido.
Quiero penetrar tu amor,
ser en tu vientre un hijo enamorado
creado y creador
y que me nombres como se nombra a un hijo
y a un amor prohibido.



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