miércoles, 2 de abril de 2014

NO ERA EL VIENTO


No es el viento la pregunta.
Tu carne, sí.
Interroga
sobre instinto y amor
sin una respuesta clara,
verificable.
Estamos
envueltos en sábanas y lunas,
hablando palabras llenas del significado
que transmite tu piel.
Estamos.
Caminando por las huellas
que buscan tus senderos encendidos,
tus montes llenos de zarzas
donde perder las manos,
donde olvidar los besos
que te inyectan  locura
antes de que cubras con tu sombra mi sombra.
No me preocupa el viento.
Tu postura, sí.
Tu mirada,
tu manera de nombrar la hierba,
tu forma de decir te quiero,
tu estilo de compartir la espalda,
frente a frente tus ojos
buscándome el alma.
Preguntan  mis manos
por tus pechos,
por la luz acumulada en tu vientre,
por el cristal que se rompe
cada vez que tiro besos a tu ventana.
 No me preocupa el viento.
No sé responderte.
Nunca sabré
si amor e instinto son una identidad.
Prefiero la sinrazón del suicidio
que entraña saltar desde la luna a tus labios.
Para qué la pregunta.
Para qué la respuesta.
Que piense el viento.
Yo estoy enamorado de la duda
que me obliga a caminar

 por un alambre de luz

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