jueves, 9 de enero de 2014

PARED


Busco una pared.
Como un río vertical, de pie,
dando la espalda
a la manos que aprietan,
que se hunden en carne
de noche morena.
Pared,
para apretar los labios
y encontrarle refugio contra la lluvia al sexo.
Pared
para adelgazar la sombra
y que nos quepa en un beso
el perfil del viento.
Todo el temblor del cuerpo
en la pared
como una pintura,
como el relieve
de un toro fracasado.
Picasso, Dalí contemplando
la pared creada,
esculpida en nieve
que chorrea colores
y se hace escombros
de un museo despreciado.
Una pared
para cuarenta millones de turistas
aprendiendo de un guía que describe
mi cintura y tus nalgas
como la época rosa, azul, negra,
resumen de artistas
que no sabrán nunca
que es a pared es nuestra,
absolutamente nuestra,
porque resume
lo que fuimos antes de ser
una soledad que busca
otra pared, otra,
porque alguien reformó el tiempo
y nos robó la pared
donde apoyar el tacto,
la caricia, el beso,
el deseo fuerte como un monte,
como un mar desbocado
que embiste la piel,
que perfora la carne
antes de ser arrancada,
antes de que Picasso y Dalí se arrepientan
de habernos pensado.


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