lunes, 30 de diciembre de 2013

NECESIDAD


Sigo necesitando los amaneceres.
No te extrañes.
No es huida de ti.
Sólo  es urgencia
esta demanda
que me nace como nació tu amor
una tarde de mayo.
Venimos de aquel beso
que tú  recuerdas
en una esquina del viento.
Sabemos de noches,
de cuerpos,
de lunas entreabiertas.
Hemos puesto nombre al tacto,
a la palabra última,
al último silencio.
Sigo necesitando  amaneceres.
No sé cómo será la luz sin ti,
no imagino
el encuentro primero con los montes.
Preguntarán mis manos por tu cuerpo,
por la piel de tu vientre,
por tus ojos con caricias
ciñendo mis caderas.
Por eso necesito amaneceres,
para aprender a morir
poco a poco,
despacio,
haciéndome cenizas
para que tú me guardes
en tus  labios,
en tus pechos,
en la urna suprema
de tu sexo.
 Necesito amaneceres que me hablen
de ti, si no estás,
de ti, si vienes,
de ti, si existes,
de ti, si eres nunca,
de ti, si eres siempre,
de ti, eternidad,
de ti, tiempo.


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