sábado, 7 de diciembre de 2013

BRUJULA



Me pierdo con frecuencia.
Se quedan los pies sin calle,
sin camino,
sin huellas donde apoyar
la historia de cada duda.
Se desorientan los besos
y equivocan tu boca
y flotan las manos
sin encontrar tu carne.
L os ojos en los dedos,
reclamando la hierba de tu espalda
No se toca mi sexo con tu luna,
mi piel con el agua de tu piel
invocada, gemida, vislumbrada.
Perdida por los poros de la luz
se desborda la soledad sudada
y la memoria olvida la memoria,
y los ecos son simplemente golpes
nacidos no sé dónde.
Me pierdo en el vientre de la sombra,
entre las palmeras de un desierto infinito.
No hay oasis ni puntos cardinales.
No existe un ecuador que clasifique
el sueño y la esperanza.
Todo me señala a ti.
Tú me pones nombre,
pronuncias mi ser y lo construyes.
Me creas si me piensas.
Cuelgo de tus manos como una marioneta
que moldea mis gestos de autómata entregado.
 Voy hacia ti porque me llamas.
En ti desemboco,
último mar que me espera
y pone nombre a mi esqueleto
Brújula, tú,
amniótica bolsa de ternura.
Imaginarias coordenadas que delimitan los besos
para que no extravíen
la meta de tu boca..
Voy hacia ti porque no puedo
caminar hacia otro vientre,
porque me expulsa el útero de sombra.
Tú estarás a la salida

con la vida enredada entre las manos.

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