jueves, 26 de diciembre de 2013

ATAUDES




Hay ataúdes negros colgados de la sangre
para muertos recientes
de hace un minuto apenas.
Ataúdes marrones,
cuerpo entero,
los que no encontraron nunca
una tarde, un río, un silencio.
Ataúdes blancos
con la ternura dentro,
labios húmedos, besados,
manos con caricias,
cinturas prójimas,
piel enamorada.
Ataúdes blancos,
con mares dentro,
con tiempo encontrado,
el ayer y el siempre.
Tú, de espuma y sal
Yo, de recuerdo.
De embestida sensual,
éxtasis, penetración
hasta la fusión última.
Ataúdes de cristal,
con ríos
dormidos entre las manos,
porque somos y fuimos,
porque tal vez seremos,
porque el tiempo es eterno,
la eternidad temporal,
y no sabemos si existimos
o ya estamos muertos.
 Ataúdes de agua,
de océanos,
con árboles como peces,
con peces de sal y espuma,
vientres rizados de fondo,
lubricados delfines
en los ataúdes de coral.
Quiero descansar en ti.
Duérmete en mí.
Ataúd, Eternidad.
No sabemos. Nadie sabe
lo que somos.
No importa.
Estamos horizontales,
como la primera noche,
torre en tu luna,
dentro, muy dentro.


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