sábado, 21 de septiembre de 2013

TU PIEL



No era miedo a tu piel.
Era el vértigo asombrado
de sentirla en mis manos
como se siente un mar
descolgado de la luna.
No era miedo a tu piel.
Era el temblor de tu nombre
de recién llegada
a la luz de los labios
como un beso recién inaugurado.
No era miedo a tu piel.
Era el sobresalto
de tu cuerpo invadiendo
la frontera vertical,
indefensa, de mis ingles.
No era miedo a tu piel.
Era el asalto por la espalda
de la sombra que guarda
los besos que nunca gritaron
ni tu voz, ni tus pechos
ni tu sexo agridulce.
No era miedo a tu piel.
Era la interrogante
sobre las flores azules
que traían tus ojos
para medir la distancia.
No era miedo a tu piel.
Era miedo a tu voz

pronunciando mi nombre

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