lunes, 12 de diciembre de 2011

TRABAJAR PARA EL HAMBRE

El chiste es muy viejo, pero plástico. No produce ni una sonrisa siquiera. Pena, más bien pena. Y asco, mucho asco: el pobre pide limosna. El señorito le da dos reales y le advierte: ahora te los gastas en vino. Y el pobre: No, señorito, no. Si le parece me compro un cortijo.

Tenemos cinco millones de parados. A lo mejor quince millones de familias llorando la rabia de sentirse en la cuneta, formando ramillete con los despreciados, con los abandonados, con los apeados de la dignidad. Lunes al sol. Malditos lunes. Vacías las tarteras que ella preparaba cada día. Con salsa de cariño para mojar en el andamio, para engordar la alegría del encuentro amoroso de la noche. Ella dándole brillo a las casas de los ricos. A diez euros la hora de riñonada, de escalera para lámpara-Corte-Inglés, de platos con olor a pata negra y cigalas.

Cinco millones de parados. Demasiada pena en fila a las puertas del INEM. Demasiado hastío, demasiada rabia, demasiado cansancio. Ya han cortado el teléfono. La luz dentro de unos días. Han cortado el suministro en la tienda de Pepe que fiaba, pero ya no puede más. El banco que refriega cada día la hipoteca. El Banco con toda su pompa, sus alfombras llevando a los altos jerifaltes, camino del juzgado. A denunciar al parado. Para que lo lancen. La catapulta del poder, para escupir la pobreza de las paredes que les prometió el oficinista-banquero deseándoles que disfrutaran la casa comparaban y que les aplastaría durante treinta años.

Los pobres avisarán al 15-M. Los ricos a los antidisturbios. Y en esta lucha de obreros contra obreros, ganarán los gases lacrimógenos, los empujones a la abuela, los magreos a la chavala de veinte años. Todos a los adoquines, al asfalto negro, muy negro, a la pena plomiza de una intemperie sin luna.

Pero vino Rajoy un veinte-N. Traía en la cartera su foto a las puertas del INEM. Estaba escrita en el reverso la promesa de creación inmediata de empleo. Como testigos, Pons y María Dolores. Sin peineta de Corpus Christi, pero bella, como una estrella al alcance de la mano. Venía Rajoy con la alegría bajo el brazo: “Quiero devolver la felicidad a los españoles” Y como detrás de un Cristo Salvador, estábamos muchos: los dependientes, los enfermos con derecho a cama hospitalaria sin co-pago, los viejos con pensiones que darán de comer filete con pimientos, las mujeres machacadas por maridos que trucaron los besos por puñales, los niños-baby-vichy-colegial, muchachas con palomas escondidas en los jerséis universitarios,

Vino Rajoy un veinte-N. Se enclaustró para hacer los ejercicios ignacianos y salió reforzado por Rosell, por Fernández de CEIM, por Fernández-Banco-España. Se fue a Europa, se enamoró de Angela Merkel, le regaló una alianza de reforma laboral y se volvió en viaje de novios con su papel de celofán para explotarlo en Génova entre los aplausos de Mas-Presidente, Esperanza-Presidenta, María Dolores-Presidenta y Aznar-ex-Presidentísimo.

Rajoy bajó de los cielos un veinte-N. Génova era un balcón infinito. Y proclamó con Soraya de testigo: Españoles (supo a Plaza de Oriente la expresión): ya hay trabajo para todos. He cumplido mi promesa. Desde hoy trabajareis cuatro horas, sólo cuatro horas, para que podáis disfrutar de vuestras amistades, de vuestras familias, de vuestros hijos. Para que tomeis cañas en el bar y fastidieis a Durán i Lleida. No os pareceréis a mis otros hijos, los alemanes, a los que mi nueva consorte obliga a trabajar y trabajar y trabajar. Ganarán más que vosotros. Pero no vale la pena porque después terminan siendo más ricos y la riqueza conlleva muchas preocupaciones. Trabajareis cuatro horas y ganareis un poco menos. Cuatrocientos euros. Para que os paguéis la seguridad social, la hipoteca, el teléfono, el colegio del opus de la Aguirre, la luz, la sanidad. Y os sobrará para una dieta mediterránea sobria en grasas, sin marisco que proporciona diabetes y que hemos reservado para los ricos que se merecen una hipercolesterolemia fuerte para que amorticen sus seguros privados.

De trabajar para el hambre se trata. Dejar un lindo cadáver después de morirse pronto y haber vivido deprisa es un bello programa. La belleza forma parte ineludible de la vida. Mariano-esteta está dispuesto a hacer del trabajo, el hambre y la muerte un ramillete de hermosura para regalárselo a Merkel en sus bodas de plata.













3 comentarios:

MDF dijo...

Kristallnacht en España

Jueves 8/12/11. Son las 7 a.m. Sin avisar ni identificarse, entran en la finca de mi domicilio. Golpean puertas y ventanas de mi casa. Tiran objetos contra ellas y paredes. Registran. Rompen cosas. Todas (yo, mi hija y nieta) presas del pánico. Impide que mi hijo salga. Estoy convencidad de que le pegaran un tiro y quedarán impunes. Igual que el homicidio de mi esposo. Como los Fascistas asesinaron a mi padre o como se llevaron a mi tío, con menos de 25 años, y lo fusilaron. Cuando empieza a amanecer se van. Probablemente son Guardia Civiles de A Estrada. Amenazaron con volver a detener a mi hijo, lo permita o no la Ley. A escondidas llegamos al Juzgado de Guardia de Pontevedra para denunciarlos. Igual la pasan al Juzgado 1 de A Estrada, implicado en los hechos... ¿Me censurarán?... Hoy viernes nos cortaron Internet o, quién sabe, se olvidaron de conectarlo tras retirar una posible escucha ilegal... Ver "¿TERRORISMO DE ESTADO?" en:

http://aims.selfip.org/spanish_revolution.htm

pcjamilena dijo...

Este, también de pena y asco. Un día escuché un chiste que salía de un corrillo de señoritos andaluces. “Dos compadres. Dice uno: tenemos 5oo pesetas ¡Vámonos de perol! Eso, eso, contesta el otro, compramos 450 de vino y 50 de comida. A lo que contesta el uno ¡A donde vas tú con tanta comida!”

Mariano prometió mucho desde su puesto de oposición, aquello de: “Paco siempre estaré, delante, detrás o al lado, es lo mismo”. Quizás se le olvidó que cuando se gana, al estar arriba, se siente vértigo mirar hacia abajo, ya al imputado o hacia los pobres, porque siempre tendrá cosas más importantes... se acabó el tiempo de prometer.

Maestro, lo suyo es dar siempre en el clavo. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Triste, duro e injusto, pero eso no tiene nada que ver, no? Gracias Rafa.
marcos.