lunes, 4 de octubre de 2010

ETA PUEDE ESPERAR

Le explotó a la tarde el cerebro aquella tarde. Miguel Angel era carne y sangre de España. Muertos. Todos muertos llenando cementerios. ETA lo había conseguido. Eramos los nuevos fusilados de una dictadura de amonal, serpientes y locura. Pero los muertos siempre resucitan. La calle se hizo manos blancas. Pasaron los años. Manos de cigarrillo oscuro, pero blancas. Acariciando amores, pero blancas. Acunando esperanzas, pero blancas. Y de paso, empujando, arrinconando. Guardias civiles muertos. Militares muertos. Policías muertos. Políticos, magistrados, niños muertos. Pero las manos blancas empujando, arrinconando.

Felipe, Aznar, Zapatero poniendo la palabra por delante. Contra las metralletas, las pistolas, las bombas, la palabra. Porque la palabra es el pecho de la democracia y las balas rebotan y no matan. La palabra empujando, arrinconando.

Ermua se hizo hermoso. Un muro corpulento parando los golpes asesinos. Un frontón guardando las espaldas del viento. Una valla dando sombra a la libertad conquistada. Las cárceles llenas de matones, de orfebres del terror, de nombres casi innombrables. Se aprietan las manos. Se alegran. ETA tiene un final escrito. En la frente sin pensamiento. En el corazón sin corazón. Pero final. Comandos fraccionados. Rociados por cárceles. Dispersos por la historia. Sitiados por el músculo vivo del empeño. Perseguidos por tantas manos blancas que empujan y arrinconan.

Está Jaime Mayor Oreja en los márgenes vitales. Alguien lo ha arrojado allí para contaminar la vida. Pregona la “certeza” de que el Gobierno está negociando con ETA. Asegura incluso que ayuda a Zapatero a ganar las elecciones porque son aliados y están empeñados en debilitar a España. Mayor Oreja es perdedor de todo. Perdió la placidez que vivió en la dictadura, perdió elecciones, y si alguna vez tuvo una dignidad personal, la ha perdido definitivamente. Mayor Oreja no sabe vivir sin ETA. No sabe hablar de economía, de educación, de sanidad. Sólo blasfemar con ETA en la boca, como una sangre heredada, mamada, necesitada para continuar ganándose el sueldo.

Y en estas llega Inma Castilla de Cortázar. Presidenta del Foro de Ermua. Del Opus-cristianísimo, con Escrivá tatuado encima de Cristo, suplantándolo. Porque en nombre de San Balaguer se atreve a decir lo que no le permitiría Jesús "La única razón que justifica nuestra pervivencia como asociación es la de dar la batalla definitiva: oponernos a las más que probable pretensión de Rodríguez Zapatero de escenificar, como logro electoral, la derrota de ETA, pactada con ETA", Ermua ya no es muro, ni frontón ni valla. Castilla de Cortázar, opus ella, cristiana sobre todas las cosas ella, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, lo ha convertido en paredón. A Ermua lo prostituyó Mikel Buesa en aquel tiempo. Ahora es Inma, comulgando al amanecer, la paz sea contigo, señor yo no soy digna. La cara entre las manos, dando gracias, pidiendo fuerzas para derrotar a Zapatero, porque Dios seguro es de derechas. Zapatero no se merece ser el vencedor de ETA. Suplicando que le ayude a levantar ese paredón, convocando un pelotón, preparados, listos, ya. Zapatero rodando al fin. Mayor Oreja certificando la muerte. Trillo levantando el cadáver. Rajoy entrando triunfante.

Entre ETA y Zapatero, Inma Castilla de Cortázar lo tiene claro: ETA puede esperar. Ermua ya no defiende las espaldas del viento ni da sombra a la libertad. Es simplemente la tumba de Miguel Angel Blanco, carne y sangre de España, tierra bendita de manos blancas.

1 comentario:

Joan Josep dijo...

Es lo que ocurre cuando anteponemos la ideología a la razón. Es lo que ocurre cuando transformamos política en hacer caer al otro y no en buscar el bienestar del pueblo...Estupendo post. Un abrazo: Joan Josep