miércoles, 25 de agosto de 2010

LA ENTREPIERNA DE MELILLA

Incidentes. En la intersección fronteriza entre Marruecos y España, ha habido incidentes. Nadie ha explicado con claridad, transparencia y exactitud en qué han consistido. Vejaciones. Tímpanos rotos. Mujeres-policías despreciadas. Perros azuzados. Golpes sin justificación aparente. Todo resumido en una terminología generalista: incidentes.

Pons-Floriano precursores. Revestidos con el santo escapulario: Rajoy en el anverso. En el reverso María Dolores santísima de Castilla. Inspiraban ternura sus pies descalzos. Osculo de amor eterno para el musulmán hermano. “El PP muestra su apoyo incondicional, definitivo y sin ningún tipo de excusa ni pretexto a la Policía Nacional, a la Guardia Civil, a los funcionarios de frontera y a todos los ciudadanos de Melilla”. Pons-Floriano urbi et orbi. Emisarios de un amor universal, evangelio de Moncloa prometida, templarios de Santiago matamoros.

Después vino Aznar. Remangado y a pecho descubierto. Abdominales dos mil. Velocista más que Bush. Napoleón Primero de Perejil conquistado. “Tiene usted dos cojones para venir hasta aquí” le dijo un melillense. Presidente macho. Testosterona de sobra para otro Irak si se tercia. Entrepierna capaz de poner en pié la dignidad española, españolista más bien. Suficiente bragueta para empitonar al mundo y cornear al moro en las ingles de Alá. Desafiando alhambras, mezquitas y giraldas. Yelmo calado. Contra los gigantes. No son gigantes, mi señor, gritaba Rajoy en su rucio-filósofo-desganado. Son porteadoras cargadas hasta el alma, doblada la vida, humillada hasta el polvo la existencia. Ajeno a los consejos de un escudero despreciado, Aznar lanceaba contra un gobierno cobarde. “Los problemas políticos –sostiene Rubalcaba- se arreglan con cabeza, no a cabezazos”. Pero esas son disquisiciones ajenas al estilo musculado del ex-presidente. Sabe por experiencia que para sacar a España del rincón de la historia hizo falta la fuerza bruta de una guerra que ha costado miles de muertos. Fue valiente en las Azores y no se va a acobardar ante una veintena de marroquíes impidiendo la entrada de frutas, verduras y pescado a Melilla. Cualquier conflicto es bueno para demostrar la grandeza de una nación presidida por un gobierno cobarde, inactivo, atrincherado en la palabra creadora de diálogo. Cuando los camioneros franceses volcaban nuestros productos en la frontera no declaramos una guerra a Francia nadie sabe por qué. Pero ahora… Ahora es distinto. Si es necesaria, aquí está él, respaldado por Floriano, Pons y la armadura de Mariano y María Dolores santísima de Castilla.

A Aznar le acompaña su hijo Alonso. Para ser más Abraham, más Guzmán el Bueno, más Moscardó. “Tiene usted dos cojones” Y eso es lo que importa. La entrepierna encierra una enorme versatilidad. Lo reconocieron algunos melillenses. De demostrarlo se trata.

Abandonó Melilla al atardecer. Se cruzó con el ministro Rubalcaba. Iba camino de Rabat. Traje oscuro, corbata. Para encontrarse con Mohamed VI y su ministro del interior. Dejando atrás los incidentes. Reponiendo pescado, fruta y verduras. Aznar se marchó con su hijo Alonso, su séquito y su entrepierna en deflación. Pecado solitario se llama. Orgasmo hedonista revolcado en su propia contemplación.

Aznar-Manolo-Escobar. Que viva España. España es la mejor.

1 comentario:

Queralt. dijo...

jajajjajaja
"Napoleón Primero de Perejil conquistado."
¡Qué bueno, Rafael! ¡Qué bueno!
En realidad el artículo no tiene desperdicio... es genial, como siempre.
Mira, tengo la esperanza de que se evidencie hasta tal punto la manipulación (pido perdón por querer decir, en realidad, gilipollez) de esta gente que me estoy relajando e, incluso, me lo tomo en plan jocoso. Al menos de momento, no sé cuánto me durará...
¿Ya has vuelto de tus vacaciones? O, ¿es que no puedes evitar darle a la tecla...?
En cualquier caso, te dejo un abrazo infinito como el horizonte limpio...
Bueno, y un puñadito de cerezas...