martes, 2 de diciembre de 2008

Estabas tú y era Marzo.
La carne se hizo palabra
entre tus pechos azules
y entre el azul de tu enagua.

El muslo largo del monte
en la cintura del alba
ejercía de varón
con su desnudo de gala.

Cumplías la edad del aire.
Tenías dieciocho alhambras,
dieciocho giraldillos
en los perfiles del alma.

Estabas tú y era Marzo.
Aquellas magnolias blancas
me arrastraron brutalmente
hacia tu rosa mulata.

El muslo largo del monte
contra las ingles del agua
creaba estrellas morenas
de seminales galaxias.

Estabas tú y era Marzo.
El viento se enamoraba
del vientre gris de la luna
y la luna se encelaba.

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