lunes, 13 de octubre de 2008

REBELION CIVICA

Hay sones de arenga. Surgen caudillos desfasados. Caudillos del dolor, del resentimiento, del rencor, de la confusión. Cada uno con su causa, con su farsa, con aspiraciones a no se sabe exactamente qué. Alcaraz tratando de conseguir un gobierno de víctimas de cierto terrorismo, no de todo. Como si las víctimas no tuvieran bastante con su pena. Pero él está empeñado en inyectar dolor y desprecio al dolor y desprecio supremos que un día les descerrajó una pistola asesina, una bomba de odio. Y dice luchar por su dignidad. Y puesto de pies sobre tanta sangre inocente reparte culpas con total impunidad. Se refugia en la angustia de madres, huérfanos, viudas y hace responsable de tanta miseria a un presidente de gobierno democráticamente elegido. Y no hay fiscal que denuncie la infamia de este mercader de estraperlo.

Mikel Buesa se apropia del lazo azul y exige una rebelión cívica por el sometimiento a los designios de ETA, por la entrega de Navarra a Batasuna, por la cesión al chantaje, por la subordinación rastrera de un gobierno a una banda terrorista.

Caudillo Aznar, prometeo de Irak, Penélope condenada a tejer y destejer sangre inocente. 650.000 muertos, sin contar los que esta tarde sean entregados como arras de los muertos de mañana. Caudillo Aznar, perdonando vidas a españoles que no quisieron una guerra, Sadán sustituto, derrocado por la existencia, exiliado de Buhs, huérfano de Blair.

Y los peones negros, autoproclamados católicos, porque ser español es ser cristiano, y quien no es cristianos es otra cosa, pero no español, como dice el Cardenal Cañizares. Católicos desde la raíz, como Pinochet, Videla, Franco.

Y Losantos, oro, incienso, mirra y odio, mucho odio, indulgencia plenaria decretada de parte de Rouco, del Obispo de Jaca . Y Pedro J., vicario general de la conspiración.

Y los Obispos, designando a los dignos, a los decentes, pontificando sobre privilegios pactados con la dictadura, aprovechados de una transición temblorosa, organizando una rebelión cívica contra la enseñanza de la ciudadanía, imponiendo misereres, viernes santos, condenando amores por ser simplemente amores.

Y todos los marianos, los ángeles, los eduardos proclamando mítines de banderas, no pasarán, estamos aquí los de buena voluntad, los nacionales, los pelayos asturianos, los reyes católicos, católicos sobre todo, con Granada o granadas traídas por Iniestrillas y águilas imperiales que devoren la carroña y rompan los huesos del rojerío.

Uno recuerda el ruido de sables, la democracia tutelada, los tricornios acharolados en la noche de febrero, generalísimos de resurrección frustrada. Uno está cansado de caudillos, de taconazos machos, de polainas ensangrentadas.

¿Dónde están los profetas que alzan la voz contra los bancos que invierten sus ganancias en bombas de racimo, en muerte fresca que renta en bolsa? ¿Dónde están los poetas que apuestan por las rosas, por lunas tatuadas en labios y caderas? ¿Dónde están los testigos del silencio como palabra última de la última palabra? ¿Dónde están los que construyen la paz, los buscadores de la verdad, los que hacen el santo camino de la utopía?

Ellos, sólo ellos, repartirán agua fresca y una luz laica y condecoraciones azules en cada madrugada.





No hay comentarios: