sábado, 6 de septiembre de 2008

MI ADORABLE DICTADURA

Hablamos con frecuencia de palabras huecas. ¿Pero es posible la oquedad de la palabra? Porque ella es –lo dijo el poeta- un arma cargada de futuro. Es por dentro verdad fibrosa y muscular, creación de mañana, hechura de horizontes, gravidez de utopías. La palabra es siempre y ante todo conciencia.

Estado de derecho. Libertad. Democracia. Derechos humanos. La humanidad evoluciona hacia una cúspide última en la medida en que se distancia de orígenes primitivos. Crece cuando considera más vital ser que tener. Se perfecciona cuando antepone la vivencia a la supervivencia, el existir al subsistir. El hombre desborda al hombre cuando se alimenta del misterio de sí mismo, cuando hace de lo imposible el camino de acceso a la realidad. El mar sólo es mar si se ahonda bajo los adoquines.

Estado de derecho. Libertad. Democracia. Derechos humanos. Renacimiento. Revolución francesa. Lo humano como eje para que gire el universo. Antropocentrismo frente a teocentrismo. Quehacer esperanzado frente a providencia otorgadora de destino. Secularización frente a determinismos exógenos que colocan al hombre contra el paredón de sí mismo.

Pero el hombre es también una infinitud limitada, un contradictorio misterio, consciente de su pobreza ontológica, sabedor de su capacidad de traición. En el fondo del amor a sí mismo está la lucha traicionada, la desesperanza de su esperanza. Y vende su primogenitura por un plato caliente y el horizonte abierto por un oasis pequeño de palmeras de cartón.

Nos ha costado llegar hasta la tierra de la libertad, de los derechos redentores, de la democracia. Muchos llevamos en la sangre heridas vivas de espuelas, huellas calientes de botas marciales y sabemos de amarguras de caminos. Pero un día nos creímos salvados para siempre. Hicimos una espalda ancha y fuerte contra holocaustos vergonzosos, contra tentaciones nazis y fascistas, contra afrentas militares argentinas o chilenas. Hemos tenido fuerza para soportar yugos esclavizantes y nos hemos sacudido asfixiantes ataduras.
Nos falta tal vez la insurrección más difícil: la rebelión contra el dinero. ¿Será verdad que cada uno de nosotros y la sociedad en general tienen siempre un precio? Hacemos del derecho, de la democracia, de la libertad un arma arrojadiza contra los dictadores de pueblos pobres. ¿Somos capaces de enfrentarnos con la misma fuerza a los dictadores clientes, compradores al por mayor, generadores de riqueza para nuestra propia economía?
Buhs dice estar muy preocupado por la inexistencia de los derechos más elementales en China, mientras él pisotea a Irak y alimenta Guantánamo. Sarkozy, como Presidente de Francia y de la Unión Europea, estará presente en la inauguración de los JJ.OO. porque –dice- lo contrario sería una falta de respeto a la totalidad del pueblo chino. Nuestra admirada vicepresidenta Fernández de la Vega asegura que se debe cumplir con el precepto de no hacer política como exige el reglamento de esos juegos. La opresión del pueblo tibetano puede esperar a que se apague la antorcha que ilumina el oro de los deportistas. Las penas de muerte son muertes de pena y las penas forman parte de la vida.

Libertad, democracia, derechos humanos. Silencio, se juega. El cliente siempre tiene razón.

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