jueves, 25 de septiembre de 2008

¿ETA, UNA NECESIDAD?

El Partido Popular necesitó la implicación de ETA en la masacre del 11-M para manchar las elecciones de 2.004 y sigue necesitando a la banda terrorista para lograr desbancar, no al terrorismo propiamente, sino al gobierno salido de aquellas urnas. Y en ese paréntesis de dolor abierto y cerrado sólo le cabe una calumniosa repetición de los mismos esteriotipos: traición a los muertos, desprecio a las víctimas, cesión al chantaje, entrega y liquidación del estado de derecho. Cuando el principal partido de la oposición sólo gravita sobre el mismo pivote, tenemos que llegar a la conclusión de que consciente o inconscientemente, nos quiere llevar a un empobrecimiento repugnante de la política. ETA siempre ha deseado romper al gobierno que tiene enfrente mediante los resultados más abyectos: los muertos. Si el PP. pretende destronar al actual gobierno convirtiendo en bandera única a esos muertos, la conclusión es lógica: se da una coincidencia de fines y medios. Ambos se necesitan para un mismo objetivo.

La política de esta derecha está construida fundamentalmente sobre la muerte. De la muerte sólo pueden emerger vértices de odio fratricida. Los muertos, nuestros muertos, los de todos, deben ser una cosecha de espigas buenas que nos alimenten para crear futuro. De lo contrario, se convertirán en una losa que recuerda a los caídos por Dios y por España. Si además los envolvemos en un sudario de falsedades, como se ha pretendido hacer con el 11-M, estamos momificando la historia, privándola de su dinamismo creador.

Desde las elecciones generales de 2.004, la oposición se ha opuesto o abstenido en momentos tan importantes como la ley de protección a la mujer, muerta y maltratada por los dientes testiculares del macho ibérico, la ley de dependencia, la resurrección de derechos civiles como el matrimonio homosexual. Hay un instinto vampiresco que sólo se excita con la sangre. Y no hay otro tema de preocupación que Otegui o De Juana.

Un partido político tan dependiente de ETA, tan necesitado de su existencia, no tiene categoría de alternativa. Esta dependencia obsesiva del terrorismo resulta paralizante. El momento presente está urgido de grandes soluciones. El tercer mundo, como interpelación permanente a un capitalismo feroz, los fenómenos migratorios, el cambio climático que sufrirán nuestros hijos, las grandes plagas como el sida, guerras diagramadas en los despachos porque cotizan en bolsa, nos están requiriendo una creación poética.

De los mausoleos sólo brota nostalgia anquilosada.








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