jueves, 25 de septiembre de 2008

EL TERROR DEL HAMBRE

Fueron olas llenando los estómagos. Espuma alimentando el hambre negra. Y distancia. Ocupaba sitio la pena en la patera. Mucho sitio ocupaba. Y había que tirarla borda afuera. Cada vez la madre más lejanFa. Más lejana la esposa. Hijos lejanos, más y más cada vez. Pena afuera. Por la borda. Ahogada de salitre. Pena de pulmones marítimos devorada por peces de colores. Solo consigo mismo el inmigrante. El ministro Corbacho no admite la reagrupación. Ni con la pena siquiera. Un hombre sin su pena es menos hombre. Más ilegal por tanto.

España está sembrada de ladrillos inútiles, de inútiles puertas para siempre cerradas, de ventanas sin soles amigos, de persianas cómplices de intimidades íntimas. Casas destruidas por empujones de usura. Sonriente Botín, ganador olímpico de seis mil y pico de millones amasados al semestre. Bancos y Cajas donde guardar tragedias de techos subastados. Hogares con camas de caricias, de hombres erectos, de muslos entregados, de hijos erguidos para jugar a la vida en barrios verticales. Entregado todo al mejor postor. Reconversión a euros de sueños pagados, mes a mes, a costa de pan y leche.

Veranean los banqueros en yates brillantes. Veleros guardaespaldas y músculos de gafas oscuras que cuidan al “vip” mientras éste degusta caviar iraní de amantes y amantes desnudas de Armani. Respetables banqueros, constructores rentables, vendedores al tres mil por ciento de cartera. Llevan a España a hombros, meciéndola en el parqué de la Bolsa, decorándola con Ibex 33, para que sea grande y libre. Y España los venera porque crean precariedad productiva, riqueza selecta guardada en las bodegas de los yates. Allá por finales de agosto organizarán una fiesta benéfica. Para los niños sin padres, por ejemplo. Y tranquilizarán sus conciencias. De gala el Obispo diocesano bendiciendo canapés, repartiendo sedantes para las almas buenas, bienhechoras de niños sin padres, por ejemplo.

Pujalte estaba entre ellos. A la derecha del capital, siempre a la derecha. Junto a los buenos. Mezclado con el dinero todopoderoso. Ellos hacen país. Llevan euro en la solapa. Alfiler-de-corbata-euro. Gemelos-euro para camisas de seda. Sabe dónde está Pujalte.

Y desde la atalaya del lujo, Pujalte avisa. Cuidado con los inmigrantes. La seguridad está amenazada. Desde el trabajo usurpado a los españoles de bien, los inmigrantes son una amenaza de piel oscura, con acento suave latinoamericano, salteadores del sistema, usurpadores de beneficios, de camas hospitalarias, de indemnizaciones por despido, de figurantes del INEM. Se lo dijo Cañete un día: estos camareros no saben servir una tostá con manteca colorá. Y además son un peligro, remachó Pujalte.

Pujalte-ordenanza-de-Zaplanas-lejanos. Pujalte-palmero-de-guerras-irakíes. Pujalte-conspirador-de-mochilas-ferroviarias. Pujalte con galones chusqueros para el Caiga quien Caiga. Pujalte-vigía-de-Occidente. Camarada si hace falta de banqueros. Frontera, si hace falta (que hace falta) contra el hambre inmigrante oscura y delincuente.

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