sábado, 20 de septiembre de 2008

CRISTO NO ES ROCKERO

“El hombre había pecado mucho, sobre todo contra Dios” Y tanto pecado fue la causa de la guerra civil. Lo ha dicho Rouco Varela, con su mirada celulítica y miope, reduccionista y justificadora de atrocidades posteriores que no fueron, pecado, sino salvación nacional llevada a cabo por el cristo laureado Francisco Franco.

Rouco no ha dicho, o yo no lo he leído porque el estómago tiene un límite, quiénes llegaron a la plenitud del pecado. Pero queda claro a la luz de lo acontecido. Los de la escuela laica, los del divorcio, los de la Iglesia en su sitio, los no teocéntricos. Y aquellos que tanto pecaron contra Dios no podían por menos que ser contrarrestados por un salvador que cometiera el gran pecado contra el hombre: un alzamiento militar que fusilara a discreción, que regara España de sangre, que encarcelara, que prohibiera la libertad de expresión, de reunión, de información, que exigiera ser buen cristiano para ser buen patriota. Y así anduvimos durante cuarenta años, muertos de hambre algunos estómagos, llenos de entorchados algunos pechos, con un desprecio absoluto hacia cualquier valor humano. Con Obispos recibiendo al Caudillo brazo en alto y Macarenas firmes de himno nacional.

Lo peor es que este análisis del pasado lo convierte la Conferencia Episcopal en análisis del presente. La laicicidad, el divorcio expres, la “persecución” a la que está sometida la Iglesia, los derechos reconocidos a los homosexuales, la desmembración calculada de la familia, la libertad siempre defendida por la Jerarquía y denunciada por Gascó, está pidiendo según Fernando Sebastián la vuelta de un nuevo mesías. Porque si España no es cristiana no es España. Y si España es rockera sólo pensará en sexo. Lo dice el Obispo de Almería. Y el sexo, todos lo sabemos, recalienta la columna vertebral, derrite las neuronas, produce ceguera. Se echa en falta un bendito pirómano que convierta en antorcha purificante toda chupa de cuero que se mueva. Porque esas chupas son la causa de la decadencia de Occidente, tal vez estén en el origen de las hipotecas basura y de toda la crisis de valores y hasta económica que estamos padeciendo.
La guerra civil fue la consecuencia del pecado del hombre contra Dios. ¿Cuándo reconocerán los Obispos que el golpe (piensen en el dolor del término) de estado del dios general fue el gran pecado contra el hombre, apoyado, vitoreado, sostenido, elogiado por una Jerarquía prostituida, dictadora de conciencias, receptora de beneficios ingentes?

Quiero un Cristo pequeño, inocente, que no sea accionista de Banesto. Quiero un Cristo de niebla, de otoño amanecido entre hospitales.

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