miércoles, 10 de septiembre de 2008

COMPLEJO DE PERSECUCION

Ha terminado la campaña electoral. El Partido Popular ha basado su discurso en dos pilares fundamentales: el antiterrorismo y la persecución sufrida en sus carnes e instrumentalizada por el resto de partidos.

Al PP. le ha faltado seriedad en ambos planteamientos. A cuenta del terrorismos ha superpuesto error tras error hasta caer en la crítica ridícula del noviazgo de de Juana Chaos (nunca tan llamativo como las declaraciones amorosas entre Ana Botella y José María Aznar) pasando por la actitud patética del ex -presidente del gobierno declarando que el esquema político de Zapatero es idéntico al que precedió a la guerra civil y situando a la sociedad ante la disyuntiva de votar PP. o aportar con su voto un apoyo decisivo para que los terroristas estén en las instituciones.

Ni Rajoy, el moderado, ni Gallardón, el centrista, ni Piqué, el díscolo han salido al ruedo para desmentir a su jefe. Y es que en el fondo la derecha está gobernada por una ultraderecha cuyo maquillaje de moderación y europeismo no logra disimular sus auténticas raíces. El PP. no es Aznar, ni Rajoy, ni Acebes ni Zaplana. Pero ellos constituyen su rostro visible. Y ese rostro es el que no soporta ni la izquierda española ni gran parte de la derecha. Porque ese semblante musculado por Iniestrillas, Losantos, una-Cope-talibán y unos Obispos fundamentalistas nos trae recuerdos dolorosos de los que hemos logrado evadirnos y a los que no deseamos regresar nunca más.

¿Entenderá alguna vez Mariano Rajoy que con esas cabezas visibles no es aceptable el Partido que dice representar y dirigir? ¿Entenderá Rajoy que Aznar está situado fuera de la historia, más allá de Buhs, de Le Pen, del conservadurismo más rancio, más neocon y que España no puede dejarse arrastrar a los suburbios del mundo actual como consiguió arrastrarnos Franco?

El Partido Popular tiene que rebelarse contra sí mismo, contra unos dirigentes situados en una extrema derecha peligrosa, ahistórica y fuera de los límites del devenir político.

Necesitamos una derecha sin complejos, europea, constructora de futuro. Mientras sartrianamente piensen que el infierno son los otros y se sientan víctimas de una persecución obsesiva sólo conseguirán lamerse unas heridas que no curarán.


Nadie pretende destruir al PP. A sus dirigentes más visibles se los llevará, sin el esfuerzo de nadie, el ímpetu cambiante de la historia. Los complejos de persecución siempre tienen más de complejos que de persecución real.




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