miércoles, 13 de agosto de 2008

RODRIGUEZ ZAPATERO


José Luis Rodríguez Zapatero pretende ser la poesía de la política. Se dedica a la palabra, a la esperanza, al futuro. En un debate sobre el estado de la Nación habló sobre el cuatrocientos aniversario del Quijote. Y Aznar sonrió con desprecio. Convocó un encuentro de culturas y la oposición se extrañó que un político estuviera interesado en algo más que la renta per capita. Poco después Kofi Anan hizo la misma reflexión y la derecha miró hacia otro lado tratando de disimular. Cumplió la palabra dada y retiró las tropas de Irak. Todavía no se lo han perdonado. Y el Presidente de los Estados Unidos se permite mirar por encima del hombro a alguien que no estuvo de acuerdo con las mentiras que han costado miles de muertos. La reforma de los estatutos, la financiación de las Comunidades Autónomas, los planes de unos y de otros han asustado a la oposición. Rodríguez Zapatero reconoce el derecho de todos a la palabra que expone, que exige, que reclama. Se le echa en cara la falta de respuestas tajantes. Pero él sabe que las respuestas deben tener un contenido provisional porque de lo contrario se levantan dogmas que no suelen ser democráticos.

En el último debate sobre el estado de la Nación desplegó la palabra para que la alcanzaran los terroristas. A lo mejor no sólo de sangre vive el odio. No sólo de muertos. No sólo de pistolas. “La palabra es un arma cargada de futuro”, dijo Celaya. Y esa palabra está ahí, como un pan bueno, como un agua refrescante para las víctimas que gracias a ella a lo mejor nunca lo serán. Y esa palabra está ahí para dar calor a nuestros muertos, los muertos que nunca debieron ser, como semilla vivificante de nuestros hijos. A lo mejor podemos cargar las pistolas de palabras como se cargaron de claveles los fusiles portugueses.


Rajoy habla de traición a los muertos. No es cierto y él lo sabe. Pero tampoco hay que traicionar a los vivos, y él lo sabe porque es cierto. La democracia sólo tiene la palabra. La palabra abierta como un vientre, hacedora de esperanza y de futuro.

La poesía en política es la creación de espacios abiertos donde todos caben, donde lo humano es más humano, donde lo nuestro se reparte entre los otros, donde se distribuye entre todos la riqueza íntima. Es verdad que sólo con la palabra se hará la paz como en un principio se hizo el mundo. Las armas encierran negocios, explotan la nuca de las espigas. Las guerras interesan a muchos, pero no engendran la paz. Sólo la palabra funda la amistad de los pueblos.

La madre palabra lo pare todo, lo alumbra y lo humaniza. Las dictaduras intervienen la palabra. Se adueñan de ella. Por eso degradan a quien la sufre. Y al que habla se le asigna una muerte que lo calle para siempre. La palabra no puede crecer donde pisa la bota del dictador. España sabe mucho de eso. El parlamento es una prerrogativa de las democracias porque es la plaza soleada donde un país se sienta a compartir ilusiones de futuro.

Estos perfiles constituyen parte de eso que se llama “talante”. La derecha lo ridiculiza porque no ha leído a Aranguren, que era de izquierdas cuando los buenos sólo eran de derechas.

Este es José Luis Rodríguez Zapatero . ¿O es el que todos desearíamos que fuera?

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