miércoles, 13 de agosto de 2008

DESPRECIO

Rajoy: “Estos montan una manifestación por cualquier cosa. Un día la montarán para protestar contra Felipe V o Felipe González. Yo hablo de futuro”
Arístegui: “Montar ahora una manifestación por la guerra de Irak es hacerlo por un asunto rancio”
Duele el desprecio hacia los vivos y hacia los muertos. Hace cuatro años, sólo cuatro, la blasfema trinidad de las Azores llevaba al mundo a una explosión. Sustentada sobre la falsedad y la mentira más absurda, este trío sanguinario, dispuesto a sacar beneficios a cambio de sangre, prometió al mundo seguridad, estabilidad, democratización para el pueblo irakí y grandes dosis de petróleo para todos. Hoy el mundo es más inseguro, ha habido 650.000 muertos, las amenazas de todo tipo se ciernen sobre nuestras cabezas y en el 11-M casi 200 muertos chorrearon en la estación de Atocha.
A Mariano Rajoy sólo le interesa el futuro. Como si una guerra vigente, destructora ahora mismo, fuera algo pasado. Y esto como mensaje implica un enorme desprecio hacia los que estamos vivos. A los que hace cuatro años exigíamos que esa guerra no se llevara a cabo por la injusticia que encerraba y porque estaba sostenida por mentiras, cinismo e hipocresía. Cuatro años después, Buhs apuesta por seguir en el camino de sangre emprendido. Blair es desprestigiado hasta por el laborismo inglés. Y Aznar se pasea por la historia dando lecciones de salvación a una España que le desprecia por traficante del fariseismo más repelente. Triste figura de un presidente que tuvo que dejar de serlo y de un Rajoy que aspira a gobernar desde una derecha matrimonializada con la derecha extrema y los más rancio de una jerarquía eclesiástica. Desde la algarada de unas manifestaciones preventivas, Rajoy –afirma- construye el futuro.
Cuando hoy, 17 de Marzo, todavía humean las bombas caídas sobre suelo irakí y los muertos nuestros de cada día todavía están calientes, Arístegui afirma que nos manifestamos por motivos rancios. Tremendo desprecio por unos muertos que son también los nuestros porque la globalización del dolor nos afecta a todos. A la venerabilidad de nuestras víctimas –incluidas las del 11-M, no tenidas en cuenta por la derecha española- hay que añadir el ramillete de angustia que diariamente se produce en una país como Irak y de las cuales debemos sentirnos especialmente responsables porque colaboramos de forma directa a descerrajar una guerra contra ellos.
Es imposible pensar en futuro por un sentimiento de sonrojo de la propia historia. Quien tiene que borrar el ayer se queda sin mañana y ni siquiera es capaz de vivir el hoy. La fecundidad se ejerce en la temporalidad. Porque el hombre es –lo queramos o no- un ser en el tiempo
Rajoy pretende guarecerse en el futuro como huída pudorosa del pasado. Arístegui necesita reducir al pasado el presente. Mientras tanto, los muertos son un grito que nos interpela a todos cada día. Cuesta trabajo caminar con la vergüenza de la sangre fraternal colgando de los ojos. Moja el dolor de los otros en intemperie desnuda. Prefiero el camino desnudo a las grutas que cobijan el desprecio de los que pisan las Azores.

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